jueves, 27 de octubre de 2011

Locos conscientes

En lo alto de La Maliciosa quiero construir un puente al mar.

Pasar por la gran ciudad, reírme a carcajada limpia.

Zambullirme en el mar, llenarme la boca de sal.

Humedecer mi piel seca, y no ducharme.

Bucear por las entrañas marítimas, comiendo mejillones, ostras y calamares.

En la locura consciente de nadar contracorriente, nado a braza, en la cordura inconsciente, me ahogo.

Sentarme en una cafetería de sillas de madera, saborear en mis labios un café negro. 

Comer con cuchara de madera, no dejar ni un grano.

Contemplar el ancho horizonte, sonreirlo.

Dejarme acariciar por el viento, secar la barba al aire.

Quiero amar ese mar, que tanto hecho de menos.

Quiero cruzar ese puente una y otra vez, de la montaña al mar.

Necesito mar.

miércoles, 5 de octubre de 2011

La satisfacción de poner todo en su sitio.


Un niño con un paquete de azúcar blanco “la española”, me cedió el paso en la cola del supermercado, acepte, pagué mi barra de pan, mi paquete de jamón, y mi tableta de chocolate con leche y avellanas, mas dos céntimos por la bolsa, que me intento sisar el amable niño, “aaah que hay que pagar” dijo el niño, la cajera respondió “dos céntimos” y el niño desafiante los dejo encima de el mostrador esperando su bolsa, mientras yo guardaba mis viandas en la mía, sonreí.

Con la compra dentro de la mochila, enfile la carretera del Puerto de Navacerrada, era hora de regresar al lugar que me acogió durante tres largos y fríos inviernos, que disfrute como un enano.

En la primera asfixiante rampa de la subida a “La Bola del Mundo” (me encanta ese nombre) hice una paradita para observar los edificios de viviendas del “Puerto” todo seguía en su sitio, e incluso mi antigua ventana, tenia la persiana levantada, “vaya que suerte tiene mi excasero lo ha vuelto a colocar rápido” sentí curiosidad por el nuevo inquilino, mi cabeza planeo rápidamente una visita a mi antiguo piso, pero rápidamente el otro lado del cerebro paro la iniciativa, lastima que ese lado del cerebro me siga minando acciones legitimas, apetecibles y absurdas, pero cada vez menos, vuelvo a sonreír en el tiempo presente en el que escribo.

Ahora tocaba mirar hacia arriba, y llegar hasta “La Maliciosa” por supuesto antes a “La Bola” , la cabeza realizo su retrospección  particular a tiempos pasados en la sierra, por fin empezaba a poner las cosas en su sitio, no por la retrospección, lo pasado ya forma parte del pasado, sino por dar un giro de 360º a la perspectiva de “La Maliciosa” siempre presente a cada paso desde hacia mucho tiempo.

En lo alto de “La Bola”, me senté en una piedra y di buena cuenta de la tableta de chocolate, saque el móvil para ver como iba de hora, tenia un mail, un escueto pero bonito mail, que agradecí enviando una foto de las vistas y buenos deseos para el remitente.

En lo alto de “La Maliciosa” todo estaba en su sitio, Manzanares el Real, El Boalo, Mataelpino, Becerril de la Sierra, Moralzarzal, Navacerrada, Cercedilla, El Escorial, La Cruz Verde y detrás de ella supongo que Zarzalejo.

Mis piernas colgaban sentado en la piedra que mas me gusto de la cumbre, me sentía bien, me sentía muy bien, nueva visión, renovados ánimos, y un claro camino por el que volver a casa, un camino pedregoso con subidas y bajadas, para la próxima viviré en la costa. Un camino del que estoy seguro que me extraviare, que me tropezare entre tanta piedra, pero una cosa me ha quedado muy clara hoy, poner las cosas en su sitio llena mucho, otra cosa será encontrar el sitio, pues a mi mente desordenada para el orden le costara, pero ya sabe que no tiene que buscar el sitio, solo tiene que encontrarlo subiendo y bajando montañas.

Ya en casa, recibí la visita de un amigo artesano, me alegró, hacia tiempo que no nos veíamos, me alegró mas aun ver como estaba poniendo las cosas en su sitio, “La Maliciosa” ahora le queda lejos, espero que coloque todo bien, deseo que lo consiga y algo me dice dentro de mi, que lo hará, ha dado la vuelta a la carta mas de una vez, quizás le quede aun girar y girar mas las cartas, mirarlas y volverlas a mirar, cambiando la visión siempre que sea necesario.

Se que lo vas a conseguir amigo mió, se que lo vas a poner todo en su sitio. Porque además los sitios los marcamos nosotros, porque somos seres libres que no aceptamos los sitios marcados.